Del mismo modo que el gas natural, el biometano se transporta a través de la red de gas existente, incluso a través de las fronteras nacionales. Las empresas explotadoras de plantas tienen la oportunidad de vender las cantidades producidas y aprovechar los beneficios adicionales, independientemente de su país de origen.
Las diferencias nacionales y los requisitos específicos de cada país en la legislación no tienen por qué ser en absoluto una desventaja para los productores de biometano, pues el comercio europeo está abierto tanto para el biometano subvencionado como para el no subvencionado.
Los factores decisivos para los posibles usos del biometano y el potencial de beneficio resultante son el sustrato utilizado, la calidad del biometano correspondiente y las certificaciones existentes.
España es un país especialmente atractivo para el comercio europeo de biometano porque los sustratos disponibles aquí son idóneos para la producción de biometano.